A
LOS DE FUERA
Nos
debemos a los fuera, no a los de dentro.
Los
funcionarios de la Junta de Andalucía tenemos un deber, de esos que
se denominan “inexcusable” que consiste en denunciar ante la
opinión pública lo que ocurre en la administración puertas
adentro. Y ello por varias razones. En primer lugar porque nuestro
contrato es con los de fuera, con los ciudadanos, no con los de
dentro, con los que deciden qué hacer y cómo hacer en la
administración. En segundo lugar, por mantener a flote nuestra
dignidad de profesionales y en tercer lugar porque esta gente, los
que deciden, está abusando de una administración que no les
pertenece.
El
PSOE ha conseguido desvirtuar la administración de tal manera que
hoy en día hablar de Administración Pública exige ir introduciendo
matices, devanando conceptos jurídicos, estableciendo diferencias,
delimitando naturalezas, y desbrozando equívocos para terminar
redundando en explicaciones algo confusas que no obstante remiten a
una única evidencia: la reedición moderna del viejo "divide y
vencerás", reconvertido en "confunde y vencerás".
Administración General, Administración Instrumental, Entidades de
Derecho Público, Entidades híbridas de Derecho Público pero con
gestión unas veces pública y otras privada, Entidades privadas pero
que actúan como si fueran públicas, la administración convertida
en empresa o empresas convertidas en administración, etc.., puede
ser que todo esto no sea nuevo, sin embargo lo que sí parece serlo
es la importancia que ha adquirido en Andalucía toda esta "otra
administración", paralela, tanto en lo que se refiere a su
proliferación en los últimos años, como sobre todo, en la
progresiva asunción de funciones y competencias, que han ido
creciendo en la misma medida que disminuían las propias de la
Administración General. Que otro tanto haya hecho el PP en otros
lugares no quita un ápice de verdad al hecho, para decepción de los
amantes del “y tu más”. Ahora ya, en Andalucía, no se puede
hablar de una administración sino de varias, no se puede hablar de
la administración sin que inmediatamente asome la patita la otra
administración, entes por doquier, algo análogo a un ambiente
biológico rico y variado, donde la vida se diversifica. Diversidad
de entidades, de personal, de procedimientos, de formas de actuar...
Algún
tonto desinformado dirá que ese concepto de una única
administración pública ya está anticuado, que los tiempos cambian,
sin darse cuenta que todo eso no es en absoluto nada nuevo, no es
ninguna innovación sino todo lo contrario, una involución, porque
significa reeditar la supremacía de la voluntad ( de determinadas
personas, grupos, partidos) frente al Derecho (impersonal y por lo
tanto referenciado a la voluntad de todos y no a la de una parte de
la sociedad). El diseño constitucional es mas moderno que el actual
diseño clientelar de la administración paralela. Esto hay que
decirlo para que se enteren los que asimilan administración con
burocracia y ésta con antiguo, obsoleto, superado, etc...Lo que es
antiguo es precisamente la falta de controles en la administración.
Lo antiguo es crearse una administración a imagen y semejanza de mis
intereses partidistas, cuando no, meramente personales y/o
familiares; eso se venía haciendo mucho antes de nuestra vigente
Constitución. Al siglo XIX se remonta la conocida figura del
cesante, ejemplar exponente de una administración no regida por el
Derecho sino por el interés del que gobierna. Antiguo es el que un
político que ocupa un cargo público se las ingenie para eludir las
normas con la finalidad de favorecer a amiguetes, familiares, al
partido o a sí mismo. ¿O es que eso no es antiguo?. A ese plan B al
que siempre han parecido aspirar las organizaciones políticas que se
han encontrado frente a frente con el ejercicio del poder ahora le
llaman "Agencias"; tal vez el nombre sea "moderno"
pero lo que significan, su auténtica razón de ser, su finalidad y
propósito, son muy, pero que muy antiguos.
Al
lado de toda esta manera vetusta de actuar, el diseño constitucional
de la administración es limpio, joven y terso como la piel de un
bebé. Es más, apenas nació cuando ya se empezó a desvirtuar. En
realidad, apenas a dado sus primeros pasos estorbado por políticos
de uno y otro signo.
Nos
debemos a los de fuera no a los de dentro.
Hoy
día, en la administración pública de la Junta de Andalucía lo que
estamos viviendo es el pasado. Antes me he referido al siglo XIX pero
podríamos remontarnos mucho mas atrás, hasta hace más de 2000
años, cuando Platón en "La República" nos señala el
peligro de la democracia como forma de gobierno cuando se desvirtúa
a si misma: la corrupción. Todo este diseño, aparentemente moderno
de la gestión de los asuntos públicos, no hace más que incidir en
algo tan antiguo como lo pronosticado por Platón. Es el pasado.
El
futuro, en cambio, está en construir una administración regida por
la objetividad y la responsabilidad en el empleo de los recursos
públicos.
El
problema que tenemos los funcionarios es que estamos situados entre
una ciudadanía, ajena por desinformación a todo este planteamiento
y una clase política ajena por interés propio al mismo, por lo que
nadie salvo nosotros puede trabajar por ese fututo.
¿Seremos
capaces de hacerlo? Lo dudo. No obstante continúo con mi cantinela:
Nos
debemos a los de fuera, no a los de dentro.
Tal
vez si esta frasesita la tuviéramos grabada los funcionarios en la
frente...a
los de fuera. No a los de dentro.
Mas
que nada por una cuestión de justicia distributiva o compensatoria:ya existen actualmente en la Junta de Andalucía demasiados
trabajadores que SÍ SE DEBEN A LOS DE DENTRO.