LOS
REYES MAGOS Y LA INSPECCIÓN
Siempre
se ha dicho: trabajas menos que los Reyes Magos, una vez al año si
no llueve. Pues no señor. Aquí, en nuestra maltratada Mangalucía,
tenemos unos señores que todavía trabajan menos: los de la
Inspección General de Servicios de la Junta de Mangalucía. ¿Que
coño hacen estos señores?. Se podría decir de ellos aquello del 23
F de “ni está ni se le espera”. Son los fantasmas de la Junta. O
los budas del sur de la piel de toro. Practican el silencio profundo,
el gran silencio. Dejan correr las irregularidades, los abusos, las
barbaridades como los meditadores zen dejan correr los pensamientos.
Si bien estos últimos pretenden con ello alcanzar un nivel de
conciencia superior al común, mientras que los anteriores, los made
in mangalucía, lo único que pretenden es tener algo que llevarse a
la boca y un sueldo, a ser posible ligeramente superior al común.
Estamos en Mangalucía, qué esperan ustedes.
La
ausencia de inspección de la Inspección de la Junta no brilla como
otras notorias ausencias, no, grita desaforadamente, rasga el
silencio como lo haría el pánico de un barítono desde el interior
de una catedral. La casuística de casos de corrupción es ya, a
estas alturas de la película, tan amplia que da pereza recordarla.
Pero parece que nadie menciona la inoperancia culpable de esta
institución de la Junta de Andalucía que tiene como principio de su
razón de ser precisamente el velar por el cumplimiento de la
legalidad y el ajuste de la gestión administrativa, tanto interna
como de cara a los ciudadanos, al procedimiento y el derecho
administrativos.
No
es extraña la inactividad aparente de la inspección si tenemos en
cuenta que no está dispuesta a cumplir con su principal cometido. ¿Que le queda por hacer si no hace aquello que tendría que hacer: por
ejemplo denunciar la contratación ilegal de personal
(http://www.infojobs.net/sevilla/administraiv-gestion-documental-programa-aries/of-ieecc4df2bc4a40adda7823ffe2d658.,
o denunciar el desempeño de potestades públicas (contratar,
subvencionar, inspeccionar, etc) en las Agencias Públicas
Empresariales por personal laboral, cuando toda la legislación
reserva dicho desempeño a personal funcionario?. Son sólo dos
ejemplos.
La
razón de porqué no hace lo que debería hacer es algo que remite al
último reducto de todas las explicaciones acerca de la corrupción,
la pésima organización y la falta de profesionalidad que imperan en
la administración de la Junta: el abuso de poder por parte del
estamento dirigente, que es el nivel político de la administración.
Los cargos de mayor responsabilidad dentro de esa Inspección, como
de cualquier otra institución de control de la Junta son,
desgraciadamente, puestos políticos, puestos a dedo, que no tienen
más remedio que observar el onceavo mandamiento: no morderás la
mano que te da de comer. A partir de ahí, no se puede esperar otra
cosa que lo que sucede.
Mientras
exista ese cordón umbilical entre quien dirige la administración y
quien debe velar por el estricto cumplimiento de la legalidad en la
actuación administrativa, el segundo siempre tenderá a complacer al
primero. Y siendo así, nos podríamos ahorrar los sueldos del
segundo.