SI DALÍ LEVANTARA LA
CABEZA..
El Rey padre, me refiero
a Juan Carlos, cuando aún no era el Rey padre, sino el Rey a secas,
hablando con Susana Díaz (¡¡¡¡¿¿¿¿) para intentar
convencerla de que lidere el PSOE y aboge por la unidad de España
(¿¿¿???). Susana permitiéndose el lujo de declinar la invitación,
no sólo regia, sino incluso popular, por encima del bien y del mal,
jugando maquiavélicamente al ahora no, quizá mañana, me debo a
Andalucía..., mientras coloca a su pupilo, el guaperas, para que se
coma el marrón de limpiar un estercolero de partido y fracase en el
intento claro, apareciendo ella a la postre como, ahora ya sin
apelación, la única y definitiva salvadora de un partido y quien
sabe si también de una España un poco rota y ajada.
Y que todo esto lo haga
sin apenas hacer nada...eso si que es un misterio. ¿Cómo tiene que
estar un partido, cómo tiene que estar una clase política, cómo
tiene que estar una ciudadanía, para que esta niña, sin hacer nada,
con tan sólo cuatro frasesitas aprendidas que cualquiera podría
decir, se haya metido en el bolsillo a tanta gente?.
Surrealismo, puro surrealismo. Al margen de otras muchas consideraciones, la política
española, y no digamos la andaluza, es surrealista. Sería toda una
inspiración para Dalí.
Mientras tanto, aquí en
Andalucía, la tierra de la niña, las cosas no siguen igual desde
que ella llegó, no. Siguen peor. No puedo evitar una cierta
perplejidad cuando oigo o leo a compañeros críticos con la realidad
política de Andalucía achacar a la Presidenta que haya faltado a su
palabra de luchar contra la corrupción...es que ¿de verdad alguien
mínimamente informado pensó por un momento que algo así iba a
suceder?.
Mientras vemos como danza
la niña y otros muchos en el cada vez más zafio y aburrido
escaparate político lo cierto es que, aquí en la administración de
la Junta de Andalucía, se está cumpliendo poco a poco, gota a gota,
un siniestro plan de desfuncionarización-desprofesionalización de
la administración, de despojo de ésta, de involución hacia una
organización desviada de sus auténticos fines. Y es que ahora
resulta que sobramos los que nos hemos ganado en unas oposiciones el
derecho a tener un puesto de trabajo en “lo público”. Ahora lo
que se lleva es ser “enchufado”, sin oposiciones y sin más
mérito que ser de los partidos del Régimen o de los sindicatos del
Régimen o familiar o cercano a alguien con influencias en el
Régimen. Ahora lo que se lleva es permitir que una empresa, llámese
Agencia, Empresa Pública, Fundación, Consorcio, se haga cargo de lo
que debe hacer una Administración Pública. Esta gente que ahora
capitanea la sabionda de Triana está consumando su idea de una
administración absolutamente partidista y clientelar. ¿Que para
qué?, pues ¡para acabar con la corrupción!. Surrealista. Todo muy
surrealista. Y nadie, nadie, salvo un puñado contadísimo de
funcionarios, hace nada por remediarlo. Surrealista.
Languidece el tiempo en
Andalucía
que de la nada ve surgir a la nueva diosa Susana,
entre la corrupción y la
miseria bailando,
la oportunidad de la
rapiña afianzando,
y una vampírica
administración paralela sosteniendo,
mientras sigue el tiempo languideciendo.
Aquí, en la muy surrealista Andalucía.